jueves, mayo 17, 2007

Loft Story: no se muera, compre un loft




Mientras la sepia se pregunta cómo es posible que un libro sobre maquillaje natural tenga más páginas que El Arcoiris de Gravedad, Diane reivindica el uso de complementos de plástico, reminiscencia de antaño, cuando era una hype universitaria inclasificable por sus amigos (eufemismo) hippies de postal. La sobremodernidad es lo que tiene, ya nos lo comentan por ahí los detractores, hace que una se acuerde más de la ilustración que de la hermenéutica.


Y hablando de paradojas contraintuitivas: ¡ya cuesta más una casa sin paredes que una con! (Diana dixit) y sí, después de los lofts prefabricados (!) -híbridos obtenidos a partir del cruce de no-lugares con los lectores de wired- llegan los REVERSIBLE DESTINY LOFTS -cuyos planos pudimos ver hace años en galerías sorprendidas- como realidades tangibles (o casi). Como lo lee.


Traduzcamos las lindezas que describen estos "hogares":


"Nos encontramos ante un nuevo concepto de arquitectura funcional o arquitectura de procedimiento: una arquitectura de precisión e invención sin fin. Estas viviendas poseen herramientas que ayudan al cuerpo a organizar sus pensamientos y acciones como nunca habíamos soñado. Estos lofts enmarcan y señalan -en medio de este frenético mundo de trabajo y prisas- lo que se le ha escapado hasta ahora a la filosofía, ¡y a veces hasta ofrecen posibles soluciones! Los dueños de estas construcciones vanguardistas se plantean su individualidad y actos de posesión, una autoconciencia que les permite reinventarse a sí mismos. La finalidad de esta arquitectura es lograr que el ser humano se plantee por qué es como es. Para asegurarnos, cada loft viene con sus propias instrucciones de uso. El cuerpo necesita un contexto arquitectónico en el que demostrar sus capacidades, tanto las consabidas como las que están por descubrir. Los lofts del destino reversible invitan con optimismo a la acción constructiva."


Y además de no aburrirse, vivirá usted más: http://www.reversibledestiny.org/texts/jama.html

martes, mayo 15, 2007

Krista Kennedy´s Yes I Do


The ceremony is held outdoors, in a space associated with neither Church nor State. The officiant proclaims the introduction and welcome, consisting of fragments from Irigaray’s An Ethics of Sexual Difference. The betrothed then perform a public reading of Barthes’ A Lover’s Discourse from beginning to end. The completion signifies that they are wed. A gong is sounded, then silenced, and a final blessing is issued in excerpts from Buber’s Between Man and Man. Finally, the wedding party adjourns to a dim bar, where vast quantities of discourse and proletarian booze eventually lead to the communal performance of the Sprockets Dance.