Dice el dr. Lajos Nagy que las orejas puntiagudas, disfrutadas antaño por el ser humano, nos permiten disponer de una capacidad auditiva más sofisticada. Además sirve como gancho nocturno potencialmente atrayente. Según leemos en su web ya existen Faun-Clubs que exigen tener orejas puntiagudas como condición de entrada. En sus manos europeas podemos ya convertirnos en faunos y elfos más sensibles musicalmente y, cómo no, conseguir ese toque excéntrico que nos haga un poco más especiales. Olvida las rebajas alienantes, también los piercings -ya tienes una edad- y bórrate ese tatuaje guarro: esto es lo último, no busques más.
...el casio, las medias de espuma, la actitud junior (de junior, peter bagge), los colores, la plastilina, los globos, mucha malasaña, algo de moraleja, tontipopismo de provincia, fuencarral, japón, zapatillas victoria, flequillo y empecinamiento de prepuberización extendido en el tiempo, ¡qué tiempos! como una pesadilla en el parque de atracciones, el mismo al que fue alguna vez un novio bakala que no se drogaba cuya novia se pasaba el día bailando; como una monja enana llamada niza que vive en una casa azul, radiotreseros subterfugeados, ¡ñoñería casiorosa-pechochico, audrey y amelie! Ay, no es que me emocione otro amanecer, es que el primero que me vienes a ver...
Todas en nuestra residencia femenina beben y a mí me consideran infantil porque aun hago caso al consejo de mis padres: no bebas cuando te vayas de casa para estudiar en la universidad. Mi compañera de piso viene de vez en cuando tambaleándose y yo he tenido que desvestirla y acostarla. La directora de la residencia se la encontró una noche y estuvo hablando con ella. Al día siguiente fingí que las dos habíamos dormido profundamente. Con ella como mal ejemplo, no tengo ninguna intención de beber en exceso pero siento que la abstinencia es muy poco sofisticada y representa un hándicap social. ¿Qué me aconsejas?